"Diversas formas de expresión en el Arte"
INTERPRETACION DE ALGUNOS SIMBOLOS
El árbol
Todas las formas de representación en dibujo y pintura nos dan pautas certeras
de lo que nos quiere decir el autor, aún inconscientemente, sin darse cuenta.
Cada objeto tiene significación, según su representación y la forma como está
ubicado en el plano.
Vamos a ver qué sucede con la representación gráfica del árbol. Dicha
representación, más allá de ser un vegetal, tiene el simbolismo de la figura
humana: pies, tronco, cabezas, brazos.
Cuando se dibuja o se pinta un árbol, en las innumerables maneras de
representarlo, simbolizamos la vida misma, en oposición a la vida estática de la
piedra y representa la unión de la tríada que constituye el cielo, la tierra y
el agua, esos tres mundos que se comunican.
Por su aspecto, ya sea de nutrición, si es frutal o de protección si es perenne,
la mayoría de las veces simboliza al género femenino, por su delicadeza.
Sus raíces en la tierra, su tronco al aire y sus ramas al cielo, son las formas
en las cuales el pintor lo plasma en el cuadro.
Cuando el autor representa un árbol perenne, significa vida duradera,
protección, inmortalidad y cuando el árbol es temporal, de hoja caduca,
representa la constante renovación, que nos da frutos y nutrición.
Todo en el árbol es como un gran “círculo”: sus raíces en el suelo, de donde
surgen su tronco y ramas, sus flores y frutos, cuyas semillas darán comienzo a
un nuevo ciclo de vida.
Si en un dibujo o pintura se ve un bosque, en el cual se ven árboles
entrecruzando su follaje fraternalmente, como pueden ser dos árboles bien
ligados, se puede interpretar como un símbolo del complemento
masculino-femenino, es decir la pareja.
Algunas veces, los árboles no se tocan en absoluto, he ahí donde puede existir
un conflicto.
Cuando dibujamos o pintamos un árbol siempre se lo hace dentro de un contexto:
paisaje, bosque, montaña.
Quienes lo dibujan lo ubican según el ámbito que desean, de modo que el
espectador sienta la presencia del mismo y su significación dentro de la obra;
su arrogancia o humildad, es decir su carácter. Es muy difícil que el autor
dibuje un árbol fuera de su ámbito natural.
A menudo, el o los árboles están acompañados por aves, flores, personas,
estrellas, frutas, animales, serpientes, rocas, montañas, de acuerdo al sentir
del autor, variando la significación del símbolo.
Se encuentran árboles en la pintura egipcia, del Siglo XIII antes de Cristo. En
esas pinturas los Dioses distribuyen alimentos desde un Árbol Simbólico de la
Vida.
Los hindúes tienen ya en el siglo XV el Árbol de la Vida en bronce con catorce
ramas y el sol ubicado en el centro de ellas.
Entre los islámicos, el árbol del olivo simboliza la bendición y la iluminación,
ya que proporciona aceite para las lámparas de luz.
Para los japoneses los “bonsáis” (árboles enanos) representan la naturaleza en
austeridad y sabiduría.
Los Taoístas dibujan árboles con ramas entrelazadas queriendo significar
vínculos humanos: pareja, unidad o familiaridad.
Para los occidentales, el pino es el árbol que representa la Navidad con luces
de colores que resplandecen por la noche, cada una representando un alma. Está
también adornado con guirnaldas, que unen sus ramas y contienen regalos y
campanas a manera de ofrendas.
Como vemos, cada civilización o cada cultura simboliza a través de la figura del
árbol, la representación de las características humanas.
Los dibujantes o pintores que colocan árboles en los paisajes de su obra,
demuestran al ser humano completo, con todo su ciclo vital y sus relaciones
fraternales.
El árbol representa a la Vida.
El agua y la roca
Hay dos elementos, que son los más difíciles para dibujar o representar en un
plano, y casi siempre el artista lo desea hacer, como un desafío, ya que la
mayoría de los creadores a menudo retratan las cosas que los rodean, como la
naturaleza.Uno es el agua, que la vemos representada en la mayoría de los
paisajes, en los lagos, en ríos, cataratas, etc. En las naturalezas muertas,
existen muchas veces recipientes donde el agua está contenida por el mismo
recipiente, marcando esa contención, pero con su característica transparencia.
El otro es la roca, la piedra, el peñasco junto al mar. Estos dos símbolos
representan, la contraposición de la dureza y la pureza, de la quietud y el
movimiento. Cuanto más grande sea la roca ubicada sobre el plano pictórico, más
sensación de impenetra-bilidad quiere manifestar el autor.
Toda representación gráfica, tiene sus simbolismos, y estos simbolismos pueden
ser variados, de acuerdo a cada cultura, al color que el autor aplique y a su
forma de ubicarlo en el espacio pictórico.
El agua, en la mayoría de las culturas está asociada a la madre, al útero, a la
fertilidad. Cumple la función de disolver, lavar, fertilizar, depurar y
purificar.
Se compara su movimiento con el de la circulación de la sangre, que es la
circulación de la vida, y su carencia produce sequedad que lleva a la muerte o
desolación.
Es de ahí que en la mayoría de las religiones el bautismo se realiza con agua o
con sangre, y la inmersión en el agua es símbolo de pureza y renacer.
El agua a veces no está representada en plenitud, sino que está encubierta, no
se ve. Por ej. es sabido que el cuerpo humano en gran parte contiene agua; quien
dibuja el cuerpo humano, en cierta manera, está dibujando agua sin saberlo.
El barro o la arcilla tienen una proporción de agua, está simbolizando la
creación de vida y en la forma de manejar la arcilla, está al mismo tiempo,
representado el acto de moldear o crear vida.
El agua y el fuego están en oposición y al mismo tiempo están asociados ya que
representan, simbólicamente, el calor y la humedad, formas indispensables para
vivir.
El fuego muchas veces esta representado en un dibujo por el resplandor que
emana, ej. un rayo de sol, la luz de una vela...
Cuando dibujamos o pintamos una roca, una o varias piedras, una montaña, estamos
simbólicamente representando formas de dureza, quietud e impenetrabilidad.
Con las nubes pasa algo muy curioso, casi siempre están ubicadas en el paisaje,
o su representación simboliza a una tormenta que se avecina.
La lluvia es la consecuencia de la nube, y pocas veces se la ve representada en
un cuadro.
En dibujo y pintura vemos que hay nubes en un paisaje pero el autor no pinta la
lluvia, sino que muestra la idea de tormenta.
En pintura moderna, inclusive en la abstracta, algunas representaciones son tan
complicadas que parecen lluviosas o nubladas, que puede representarse por formas
gordas y algodonosas, puede surgir algo traslúcido o tormentoso semejante a la
lluvia.
De esta manera, las nubes liberan agua y forman simbólicamente la conjunción de
cielo-aire-lluvia, que son siempre símbolos representados de fertilidad, de
vida.
Siempre es importante ver qué proporción del cuadro está ocupada por la roca o
por el agua, ya que uno de los dos puede prevalecer sobre el otro variando su
significado.
Estas dos contraposiciones simbólicas, marcan una pauta en cuanto a la
interpretación visual de un cuadro, el cual no se lo debe ver desde la imagen en
sí misma sino lo que existe detrás de esa imagen.
La luna y el sol
En este caso veremos el simbolismo de la representación de la luna y el sol en
las distintas culturas y su forma de ser puesto en el plano pictórico o
escultórico con respecto al simbolismo del espacio y su significado.
Por regla general, en la mayoría de las culturas, la luna representa el poder
femenino y el sol el masculino, pero en algunas tribus indígenas norteamericanas
y africanas y en la cultura japonesa es al revés.
De todos modos, lo importante son las fases que en un mes tiene la luna. Esta
recreación periódica, es causante de cambios en mareas, lluvia, agua, flujo y
reflujo, influenciando a la naturaleza. Es el poder de lo cíclico.
“La luna es el ojo de la noche, así como el sol es el ojo del día” es una frase
taoísta.
El sol y la luna juntos, representan metafóricamente el matrimonio sagrado entre
el cielo y la tierra, entre la noche y el día.
La luna llena, dibujada sola en un plano, puede llegar a mostrar la fuerza y
plenitud.
Muchas civilizaciones simbolizan la media luna, especialmente la islámica.
El sol es el poder supremo, ya que ilumina la vida. El sol y el agua son las
principales fuerzas fertilizantes.
Los Incas representan al sol con forma humana, con el rostro en forma de disco.
Entre los islámicos, el sol es el ojo de Alá, el que todo lo ve y lo sabe.
Los niños cuando comienzan a dibujar, realizan en primer lugar el monigote que
es la figura humana primitiva y sintética, luego de un tiempo la ubican en el
ámbito de una casa, después ponen el paisaje y finalmente, de acuerdo a su
elección, dibujan en éste, casi siempre el sol o la luna, y a veces los dos.
El color también tiene su significado, dentro de una obra de arte éste es
también un símbolo, ya que puede tener suavidad y delicadeza o texturas con
colores agresivos que tienen una significación en base al símbolo que
representa.
Cuando se dibuja en el paisaje el sol, puede estar representando al padre, pero
se debe tener en cuenta su ubicación, tamaño y color y en qué parte de la hoja
los ubica con respecto al simbolismo del espacio, lo mismo sucede si dibuja la
luna.
De esta forma podemos intuir, cuál de sus progenitores tiene mayor importancia
para quien dibuja.
Muchas veces en el cielo hay nubes, que tapan el sol o a veces aparece un pedazo
de sol tras montañas, es una advertencia que hace reflexionar.
Esto también se puede ver en pinturas o dibujos de todas las épocas, observando
de qué cultura provienen sus ancestros, ya que pueden existir influencias o
preferencias predeterminadas.
Debemos tener en cuenta no sólo el símbolo de la luna o el sol aislado, sino
todo lo que está ubicado alrededor de ellos, el contexto, los elementos que lo
rodean, que puede llegar a cambiar la significación de esa imagen y varía según
culturas y épocas.
El círculo
Existen formas o maneras típicas que utiliza el ser humano para expresarse: el
dibujo, la pintura, el modelado, la escultura, y todas tienen dos formas de
comportamiento, el expresivo y el descriptivo.
Al mover la mano y realizar garabatos, el niño comienza a sentir emoción y
satisfacción, ya que su actividad motora deja rastros sobre el papel o el vidrio
empañado.
Al mover la mano o el brazo, va quedando una huella, es decir que se hace
visible un movimiento.
Esto muestra un juego, primero motor, que es el movimiento de manos y brazos;
luego con la práctica adquiere velocidad y ritmo, incluyendo las distintas
posturas corporales, que más tarde contribuyen a formar su propio estilo y
expresión.
La mano, cuando hablamos, hace una representación en el aire, esta
representación motora puede hacerla también en la arena, en una pared, en el
papel, pudiéndose expresar por uno o varios ademanes gráficos, además del idioma
verbal.
Cuando dibujamos y volvemos a dibujar estos movimientos que realizan la mano y
la muñeca, vemos que hacen zigzag, remolinos, trazados horizontales, rotaciones;
todas huellas que ayudan al adiestramiento motor, ya que esas rotaciones, curvas
y ángulos se organizan individualmente.
El círculo y la espiral, corresponden a los movimientos en redondo, favorecido
por el movimiento curvo que pueden realizar el codo y el hombro, pero siempre
son más sutiles los de la muñeca y los dedos.
El círculo tiene simetría central y no tiene una dirección en particular. Existe
una atracción hacia lo circular; por Ej.: El hecho de mirar directo a los ojos,
al iris, que es redondo. En general, los primeros juguetes que más atraen a un
niño tienen forma redonda: sonajeros, globos, muñecos de base redondeada, hay
teorías que suponen que comparan con esa forma la forma del seno materno.
Cuando comienzan a dibujar realizan un círculo y le ponen ojos, o sea la cara y
los ojos circulares. El círculo es la primer figura que surge del garabato
inicial y no es, por supuesto un circulo perfecto, pero mantiene la
característica de redondez, aunque sea un óvalo.
En las culturas primitivas prevalecen las esferas, discos, anillos, la mayoría
simbolizando al sol o a la luna.
Dentro de la representación está uno mismo, y si es redonda marca una esfera de
protección, es por eso que el círculo no representa una imagen agresiva, sino
protectora, de uno dentro de ella y protegido por ella.
Para apreciar la redondez, es necesario tener como referencia la forma que está
al lado o que haga valer como circular, ya que nada vale si no tiene algo al
lado que lo referencia. Ej.: Un círculo con un óvalo, puede ser un ojo; un
círculo con un cuadrado, puede ser un plato sobre una mesa y un círculo sobre
otro círculo aplastado, puede ser la manzana sobre el plato.
Es decir que la referencia de lo redondo lo marca lo que está alrededor,
inclusive el papel en el que se hace ese círculo. Este fenómeno se observa no
sólo en el dibujo, sino también en la pintura, y su formato nos atrae según el
color o el valor con que esté representado.
Es cómo está ubicado en su contorno, y casi siempre es el círculo el que centra
en primer lugar la mirada del espectador. Su forma es atrayente y su valor de
color demuestra su característica inconfundible. © 2005
Susana Weingast
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