"Diversas formas de expresión en el Arte"
EL ESPEJO: SUPERSTICIONES Y CREENCIAS POPULARES:
Los espejos tienen una gran carga mágica, y a la vez simbólica, reproducen el
universo y sus misterios, como si fuera un prodigio donde la ilusión y la
realidad se entremezclan.
Las civilizaciones antiguas tuvieron un especial respeto por los espejos, ya que
no existía una explicación fehaciente de cómo capturaban la imagen, o la
duplicaban.
Por ello la gente les tenía miedo, pensaban que el alma quedaría atrapada y
nunca podría salir de allí.
La creencia popular dice que los demonios y vampiros no se reflejan en ellos
porque carecen de alma. Se supone que de ahí surge la creencia en diferentes
latitudes de que la persona que ve en sueños su reflejo morirá pronto y también
la superstición relativa a su poder para robar el alma humana.
Así se explica la extendida costumbre de quitar los espejos de los cuartos de
los enfermos, ya que el espejo se podría llevar el alma de las personas
debilitadas y se los tapaba o quitaba cuando alguien fallecía.
La más conocida de las supersticiones es la que cuando se rompe un espejo, da
mala
La más conocida de las supersticiones es aquella que dice que cuando se rompe un
espejo, da mala
suerte… pero todo tiene una explicación: Los factores económicos influyeron en
la época, ya que los espejos que se fabricaban en Venecia durante el siglo XV y
estaban recubiertos por una lámina de plata, eran muy caros.
Las señoras para evitar que la servidumbre los rompiera, advertían a los criados
que un espejo roto equivalía a siete años de mala suerte, de esta manera
lograban que pusiesen más cuidado al hacer su trabajo
.
Sin embargo, existían varios antídotos para las desgracias que podían sobrevenir
si se rompía un espejo: Uno de los remedios era recoger los trozos, sin mirarse
en ellos, lavarlos bajo un chorro de agua, ya que creían que las aguas lavan los
maleficios, y enterrarlos para deshacer cualquier mal o efecto negativo o
lanzarlos a un río.
Cuando un espejo se rompe sin que nadie lo haya tocado, las supersticiones
populares dicen que puede ser una señal de que pronto habrá una muerte inminente
en el hogar.
Se creía que en los ríos y en los lagos habitaban los espíritus de las aguas,
que éstos podían atrapar el reflejo humano y capturar el alma de una persona en
el agua.
De ahí surge probablemente la creencia en diferentes latitudes de que la persona
que ve en sueños su reflejo morirá pronto y también la superstición relativa a
su poder para robar el alma.
Varias corrientes psicoanalíticas han estudiado y lo consideran símbolo de la
psique por su poder para reflejar el la duplicidad.
La relación entre el espejo y algunos trastornos psicológicos origina la
obsesión adolescente con la propia imagen, un ejemplo sería la anorexia, ya que
se refleja con la percepción “deformada” del propio cuerpo, o sea el verse más
gordo de lo que en realidad se está.
Los investigadores holandeses Tilburg University de Holanda: Carina Wiekens y
Diederik Stapel, en una interesante investigación han estudiado y demostrado que
estar en presencia de un espejo provoca que las personas supriman o al menos
repriman sus prejuicios, los hace más consientes de su cuerpo o sea la imagen
que los demás ven, así los espejos funcionan como un recordatorio de que uno
debe comportarse acorde a las normas sociales.
Hay estudios que muestran que las personas con sobrepeso comen menos cuando se
coloca un espejo frente a ellos, ya que el efecto psicológico hace que estén más
conscientes de las propias acciones, ya que los espejos los puede hacer más
conscientes de propio cuerpo.
A veces los arquitectos colocan espejos en sitios claves, como salas de reunión
de una comisión, en los bancos, para que las personas puedan verse a sí mismos,
para recordarle a la gente que su imagen es pública.
El Dr. Marco Bertamini de la Escuela de Psicología de la Universidad de
Liverpool, explica que las personas tienden a no entender que es importante la
situación del espectador de un cuadro en la visualización en un espejo, y un
buen ejemplo de esto es lo que se llama “Efecto de Venus” ya que está
relacionado con muchas pinturas famosas de la diosa Venus mirándose en un espejo
pequeño.
En estas pinturas se asumiría que Venus está admirando su propio rostro, porque
se ve la cara de ella en el espejo, pero ahí se comprueba cómo el espejo deforma
la realidad, ya que el punto de vista de ella, es bastante diferente al del
espectador: si usted puede verla a ella en el espejo, entonces ella le vería a
usted".
“Los espejos negros”- Obsidiana
Fueron fabricados en muchas culturas: los Mayas en México, en la provincia India
de Agra, en el Tibet, China y en Egipto.
La obsidiana llamada a veces vidrio volcánico no es un mineral sino una roca
ígnea volcánica perteneciente al grupo de los silicatos alumínicos con un gran
porcentaje (70% o mayor) de óxidos sílicos. Se la considera una piedra para
despertar sensaciones dormidas y con múltiples usos mágicos, como cortar las
malas vibraciones, limpiar el aura y el ambiente de energías nocivas..
El espejo de obsidiana, llamado “tezcat” era usado en la magia negra sólo por
los hechiceros, quienes al contemplarlo podían ver en ellos el mundo de los
dioses y de los antepasados.
En general es de color negro, aunque puede variar según la composición de las
impurezas desde el verde muy claro al oscuro, también al rojizo o estar veteado
con colores blanco, negro y rojo. El hierro y el magnesio que posee la colorean
de verde oscuro a marrón oscuro. Tiene la cualidad de cambiar su color según la
manera de cortarse.
En la antigüedad se la usaba para hacer cuchillos. El "macahuitl" de los
guerreros Aztecas era una espada de madera con los bordes guarnecidos de pedazos
de obsidiana que ocasionaban terribles heridas, muy difíciles de curar.
“El espejo ustorio” o “Espejo ardiente” – Arquímedes
Según se cuenta, el espejo ustorio o ardiente era un espejo cóncavo de gran
tamaño utilizado para concentrar en su foco los rayos solares o de un cuerpo en
combustión y fue usado con fines bélicos dado el gran calor que produce,
etimológicamente, su nombre proviene de la palabra latina ustor de ustoris: “El
que quema”.
Arquímedes de Siracusa fue un matemático griego, físico, ingeniero, inventor y
astrónomo. Aunque se conocen pocos detalles de su vida, es considerado uno de
los científicos más importantes de la antigüedad.
Arquímedes, junto a un consejero del rey Hiero, consiguieron hundir una flota
entera de barcos romanos durante el sitio de Siracusa, cuando los romanos
pretendían invadir la isla de Sicilia en el año 213 Antes de Cristo.
Para lograr esta hazaña Arquímedes diseñó y construyó unos espejos gigantes de
bronce o de cristal que, enfocados a las naves romanas, permitieron incendiarlas
y lograr hundirlas.
La credibilidad de esta historia ha sido objeto de debate y pruebas. No se sabe
bien si es leyenda o es mito, ya que nunca pudo ser comprobada, se hicieron
estudios en Universidades con diversos espejos, y algunos dieron resultado y
otros no.
“Cataptromancia o Cristalomancia”
En la Antigüedad el arte de la adivinación practicado por magos, por medio de
espejos, era conocido como Cataptromancia o Cristalomancia.
Quienes se dedicaban al ocultismo utilizaban los espejos para adentrarse en el
mundo de los espíritus.
A principios del siglo XIII, la cataptromancia era considera un acto ilícito,
aquel que la practicaba recibía un castigo severo si era descubierto. Pero las
sesiones seguían llevándose a cabo en secreto. Había una creencia que afirmaba
que existían demonios que sólo podían ser vistos por las doncellas, o sea, la
carne virgen era más vulnerable a esas visiones espirituales.
Los espejos siempre han sido un medio de acceso a la magia y lo sobrenatural por
su capacidad para duplicar la realidad.
Dice la creencia popular que si una muchacha mira el reflejo de la Luna en un
espejo podrá saber cuándo se casará y que si este rito se realiza en el día de
Halloween, la joven tendrá además una visión de su futuro esposo.
En la Europa de principios de siglo XVII se puso de moda llevar pequeños espejos
en los sombreros para evitar los rayos del mal de ojo. © 2016
Susana Weingast
© Susana Weingast – Todos los derechos reservados