"Diversas formas de expresión en el Arte"
Cuando un artista escoge los colores para plasmar en su cuadro, lo hace desde
su esquema interior e individual y tiene diversas reacciones, tanto al
preferirlos como al rechazarlos.
El artista tiene en su poder para expresarse, dos instrumentos: la forma y el
color.
La forma existe de una manera independiente, como geometría o como la
representación de un objeto; el color puede expandirse y jugar dentro de esas
formas, a gusto del autor.
A través del color el pintor se expresa; en esa elección, existe una preferencia
individual, que tiene gran relación con la personalidad del artista.
El color es, para una minoría, considerado desde una fase estética; pero en la
generalidad, o sea en el mayor número de personas, provoca una respuesta de
agrado o desagrado, calma o excitación, frío o calor o una asociación de ideas
con la alegría, la tristeza, el fuego u otros sentimientos positivos o
negativos.
Todos los artistas, aún sin saberlo, practican esta experiencia de plasmar y
enviar mensajes simbólicos a través de los colores y las formas.
Los colores son quizás uno de los símbolos abstractos más fuertes que posee el
hombre.
Existen numerosos estudios basados en la preferencia en cuanto a la aceptación o
negación de los mismos, y son portadores de una carga de sentimientos y
asociaciones que los hace ser uno de los mayores canales en la comunicación no
verbal.
De acuerdo a la iluminación cada color varía; no es lo mismo mirar un edificio o
un objeto a la mañana que al atardecer. El color en el objeto tiene variedades
de acuerdo a mayor luz del sol, o luz eléctrica, o focos.
Nuestra percepción visual, al captar el color, capta la luz. Si lo decimos al
revés... Es necesario que haya luz para poder captar el color.
Uno de los estudios mas conocidos es el de Edouard Manet, con la serie de
pinturas del frente de la Catedral, que muestra cambios de acuerdo a la hora del
día, cómo la luz influye sobre ella.
En un ballet podemos muchas veces ver en el escenario bailarines vestidos de
blanco, que van variando de color según los focos que los iluminen.
El color real de cada objeto que observamos puede ser percibido, y el espectador
siente que éste tiene colores no solamente propios, sino externos a él. Ej. En
un paisaje, al atardecer, se ven las nubes o el color de los árboles de acuerdo
a la luz de este atardecer, no se repite otro día.
Al pintar un cuadro, el artista en general coloca el color principal del objeto
y lo esparce también en el fondo, marcando como una melodía dentro del plano,
sólo así logra homogeneidad en la obra.
También hace lo contrario, como un intercambio, coloca tonos del fondo en el
objeto principal, sólo así logra homogeneidad en una obra.
Muchas veces asociamos los colores con lo que vemos, con evocaciones, recuerdos,
sensaciones o sucesos, que surgen de nuestra propia experiencia, o simplemente
podemos tener gustos y preferencias personales, individuales y propias respecto
a la mayor o menor intensidad de un color.
Al querer representarlo o plasmarlo, las asociaciones nos proporcionan la
capacidad de interpretación y de conocimiento de los objetos, puede ser, por su
imagen real, su síntesis o su abstracción.
El artista, si lo desea, puede agregarle atributos, aparte de los reales, y
agregar también colores, aunque no existan en el objeto real.
Toulouse Lautrec, Matisse, Van Gogh, para nombrar algunos pintores de la
historia, han pintado rostros con pinceladas verdes o verdes azuladas, o
anaranjado rojizo. Son pinceladas de color que no concuerdan con la percepción
visual real, sino que pertenecen a un color interno y particular del autor o a
algún reflejo visto por el autor.
Quizás estos pintores lo hicieron subjetivamente, o quizás utilizaron alguna
iluminación especial, logrando así el efecto de sorpresa que han provocado, en
el espectador, con respecto al color, ya que está colocado donde en la realidad
no se lo ve o no existe.
En la corriente pictórica llamada fauvismo (sobre la cual hablaremos en el
capítulo siguiente) los pintores usan colores muy puros y brillantes, logrando
plasmar su colorido intenso e interno. En esta corriente pictórica no concuerda
el color con lo real: hay árboles azules, personas rojas, objetos reales con una
intensificación del color exagerada e irreal.
En esa época y con ese contexto, algunos pintores fauvistas lograron cambiar un
código específico en la comunicación humana: el código del color, basándose en
la estructura real, con cambios en la percepción visual del color; ya que
aplican la percepción subjetiva, particular e individual tan pretendida para la
expresión creativa.
Algunos artistas teóricos son, Delacroix, Van Gogh, Picasso, Cézanne, Seurat,
Delaunay, Klee. © 2016
Susana Weingast
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